lunes, 22 de agosto de 2005

Ah, esas mujeres (Rompecorazones)

Anayancy hace como dos meses me decía que era un misoginio, porque me gustaba hablar mal de las mujeres. De hecho, casi me prueba que en mi blog una vez me quejé de las mujeres. Y sí, hay una miniqueja... pero si quieren saber cuál es, encuéntrenla.

Pero bueno, por lo regular no me gusta quejarme de nada. Aunque con frecuencia sí me gusta decir lo que está mal y cómo podría mejorarse; eso es algo que está en mí, en mi naturaleza perfeccionista. Y no es tanto un motivo de queja, pero si de declarar que... que hay mujeres que abusan.

Oh sí, las mujeres abusan. Sí, sí abusan. Hablaré en general, para no caer en casos particulares, a la vez que no quiero decir que "todas" lo hacen, porque como siempre hay hechos que escapan a la reglas. Pero, ¿cómo se puede estar tranquilo en un mundo donde si una mujer se entera de alguna atracción hacia ella, toma medidas al respecto? Y hablo de "medidas" como quién hace un plan; dicen: "Ok, ahora que sé (o 'me doy cuenta', sustituya la frase según sea el caso) que le gusto a Juan Pérez le puedo permitir que se acerque hasta este punto, si se excede lo mando a chiflar al monte. Por el otro lado, ya tengo quién me... ". De los puntos suspensivos en adelante, se pueden enlistar cosas como: 'haga la tarea', 'haga mis mandados', 'escuché cuando necesite desahogarme', 'invite a cenar', 'invite las chelas', 'dé masaje', 'piche el cine', 'haga reir', 'haga el rato', 'haga compañía' y otras muchas actividades; en muchas ocasiones, son situaciones que sustituyen o complementan las incapacidades de la persona que les gusta, el novio o pareja.

Peor aun es cuando comienzan a coquetearte o te siguen en el juego de filtreo/conquista. Entonces, si les avientas una flor te la agradecen, pero si lo dejas de hacer, se enojan; pero si avientas una flor muy grande, se enoja, porque no te corresponde a ti eso. Si te les insinuas sutilmente, te siguen la corriente; pero si te lanzas o les dices algo abiertamente, se enojan. Las consecuencias toman muchas tonalidades, que van desde que te digan algo hiriente, hasta terminar madreado por su galán.

En mi experiencia, me dejan de hablar, se portan groseras o me tratan con indiferencia. Imagino que ha de ser así porque pierdes el chiste; cuando sienten que hay un compromiso con alguien que no desean, entonces es momento de alejarse. La explicación más común es que 'no supo separar sus sentimientos de la amistad' o 'confundió las cosas'. Desgraciadamente, yo soy un hombre de momento, o sea, puede ser muy 'charming' por un rato, pero después de ese máximo, de repente pierdo el chiste. Ahí es cuando todo es una lata, pues se me aplica lo que decía al inicio del párrafo.

La situación que más me molesta, es el juego del "Dismiss" (le llamo así, por el nombre del programa de MTv en que ponen a dos personas a competir por una tercera y esta última escoge con quién quedarse). Detesto que me pongan en esa situación; concientemente las chavas crean esas situaciones, para que nosotros compitamos por ellas. Desde luego, lo que es cierto sobre "la competencia sólo beneficia al cliente", también es cierto sobre este jueguito. Por eso, cuando me doy cuenta que estoy en una situación así, me abro. De verdad, que hueva que te conviertan en atracción de circo.

¿Quién dijo que jugar con nuestros sentimientos era chido? Ah, pero ahí no termina. El día que nosotros decimos: "Ok, está bien, ya vi que 'nanais' conmigo. Bueno, entonces creo que así como he dado, puedo pedir", es edía, se acaba todo. Oh sí, así es. Porque aunque las niñas digan: "Es que me gustaría que Fulano se diera cuenta que sólo lo quiero como amigo", el día que Fulano lo hace, sucede que la sitación se pone peor. Porque ellas aun quieren que les pagues todo y las sigas procurando como antes, pero si pides de vuelta, ellas saldrán con mil pretextos para no cumplirte. De todos modos, te seguiran exigiendo lo de siempre.

Todo se resume en esa frase que según yo inventé: "Todos queremos ser queridos, por aquellos que nosotros queremos que nos quieran". Así es. Todos hacemos eso, pero en el caso de las chavas que abusan lo hacen te tal manera que se vuelve obceno. Desde luego, hay que entender que si lo hacen, es por llamar la atención, porque necesitan mucho de ella. Como decía antes, porque quién quisiera que ella le diera esa atención, no se la da y tiene que buscarla en alguien más. Pero es tal la sumisión que tiene hacia su "mejor es nada", que permance con ella y juega el mismo juego de control con más gente.

Y bien, después de mi desahogo y exposición sobre el tema de las mujeres rompecorazones... niñas y chavas, ya bájenle, ¿no? Y si no, como quiera, siempre trataré de mantenerme alejado de ustedes. Gracias.

miércoles, 10 de agosto de 2005

Una mañana en el trabajo

¡Ah, que hermosa mañana! Sales de tu casa con el sabor del Yakult en tus labios y ves la alfombra de luces sobre la ciudad. Respiras profundamente, percibes la humedad y lo puro del aire... con cada mililitro de aire que llega a tus pulmones una extraña felicidad te enferma. Te subes al carro, lo enciendes y comieza a tocar el disco de siempre; sientes como por tus oidos se cuelan los sonidos y te llenas de energía; sin poder resistirlo más, sonries.

Ahora viene lo emocionante, manejar hasta el trabajo... 80, 90, 100, 110... ¡120 km/h! Oh sí, que belleza, la velocidad te hace sentir dentro de un juego de video, sólo que es más emocionante manejar entre conductores de carne y hueso. Es aun mejor que el juego de consola, porque la realidad tiene otro nivel de dificultad: los conductores no saben conducir. Entonces, tu sentidos se agudizan, te vuelves un as del volante y renace en ti al cafre que se necesita para sobrevivir el tráfico.

Al fin, estás en el estacionamiento del trabajo, crees haber llegado con tiempo de sobra para ganar lugar. Sin embargo, la expresión de urgencia del guardia para que te apures a entrar te dice que por un poco más y te quedas fuera. No importa, otra razón para abrazar la mañana con felicidad: tienes lugar en el estacionamiento.

Saludas a cuanto conocido te encuentras y te sientes mejor a cada paso; con tu sonrisa, todos sonríen contentos de que alguien es feliz... entonces, te hacen la mañana y sonries con más ahínco.

Llegas a tu lugar, prendes tu herramienta de trabajo, checas entrada y te dispones a trabajar. Luego, luego... una junta, pero sin darte cuenta comienzas a cantar en el teléfono ("Voy a buscar la paz interior, en tu interior, te voy a partir en dos..."). Sin querer, acabas de hacer el primer chiste del día y todos se ríen. Después de ver los pendientes del día, tu jefe postizo da buenas noticias, les écha porras y se despide.

Desde antes que empiece la junta, ya estás platicando con Marce; sí, quién sabe porque no puedes resistir a platicar con ella, pero no lo tratas de enteder. Será que te gusta su plática, que aguanta tu charla elaborada, le gustan tus chistes, que ella es coqueta, no tiene nada que hacer o porque les gusta vivir esa fantasía. Tú le mandas fotos viejas de ti mismo; espera que te haga preguntas sobre ellas, pero se ve que ella sólo quiere estar segura que eres tú y te puede reconcer. Lo mejor es cuando escuchas que te dice que estás loco; te gusta, te gusta que te diga que estás loco, porque algo te recuerda. Te encanta cuando ella juega contigo y sonries satisfecho cada vez que te enterás de sus travesuras, como eso de aventarle papelitos a sus compañeros.

Te quieres poner a trabajar, pero de repente todo está en contra de que lo hagas. Saludas a Mire, a las Sandras, a Irwin y a Jaime... te agradan, pero sabes que no puedes platicar tanto con ellos, porque están más ocupados que tú - más que ahora no puedes hacer nada -. Pero por lo menos te devuelven el saludo y se maravilla que por lo menos uno esté de tan buen humor. Se rién cuando les dices que es una hermosa mañana, no porque no lo sea, si no porque no se habían fijado que así sea. Ya hiciste tu buena acción del día.

Para antes que llegue la hora de la comida, has hecho todo esto. También, has estado cantando esas viejas canciones de "Rock en tu idioma" que sólo tú y Beto recuerdan con tanta exactitud. A ti te encanta cantar, porque te libera y te hace sentir bien. Todos se ríen de verte, porque ven que lo disfrutas... les agrada ver a alguien de tan buen humor.

Marce se desaparece por un rato, precisamente después que le pusiste esa parte de la letra de "Persiana Americana" y de que no supiste explicar tus impresiones sobre su físico. Te comes tu sandwich y te preguntas: ¿por qué le dicen lonche al sandwich? Esperas que el software que necesitas termine de bajar, cantas "En algún lugar...", bebes coca y deseas terminar el trabajo asignado hoy, para descansar.

¡Ah, qué hermosa mañana! Lastima que ya terminó. Sabes que es una mañana cualquiera, como cualquier otra que has tenido en los últimos dos meses. Te desparramas en tu lugar de trabajo, tu corazón rebosa contento, porque todo está bien... y sabes que todo es perfecto.