Hoy se conmemoran 100 años de la formación de nuestro Heroico Ejército Mexicano. Estoy seguro que mucha gente (mucha, de verdad) querrá quitarle lo "Heroico" al nombre y argumentar que no tiene nada de eso.
Al término del mandato de Felipe Calderón, la población se divide entre los que creen en el ejército, y quienes lo detestan - y entre quienes lo detestan no solo están los narcos y otro tipo de delincuencia.
Muchos apuntaran que el ejército es corrupto, que abusa de su autoridad y violador de los derechos humanos. Pienso que todas aquellas personas que aun no saben nada de familiares, amigos y similares (siendo el ejército quien debería dar cuentas sobre ellos), o que genuinamente alguna de sus garantías individuales o derechos fueron pisoteados, están en todo derecho de sentirse defraudados y molestos; fuera de estos dos grupos no veo por qué hay quienes pudieran detestar a nuestro ejército.
Al parecer muchos damos por sentado la libertad y justicia; sin embargo, nos aventuramos a vivir al límite de la ley, y cuando alguien busca meternos a todos los infractores en regla, entonces nos sentimos abusados. La pregunta es trillada, pero ¿que valor (o precio) le ponemos a nuestra libertad, o al derecho de la justicia? A mi no se me hace justo que por haber peores crímenes, nosotros sintamos que podemos cometer pequeñas infracciones. Eso seria lo mismo que robar una tienda durante revuelta en las calles.
Quizá no fue, y no es fácil ver militares en convoys por la ciudad (cualquier ciudad); la idea de ver al ejercito nos atemoriza porque sabemos que algo realmente grave podría suceder. Pero, ¿quién podría negar que desde que el ejército entró a distintas ciudades o regiones la situación mejoró? Y con esto no quiero justificar cualquier delito que el ejercito haya cometido; mas bien, quiero recalcar que no gracias a las policías locales, estatales y hasta federales nuestras ciudades son mas seguras. Quizá se queje de los daños que pudo haber provocado el ejercito; pero les puedo asegurar que no son comparables (ni justificables, cierto) a las que hizo o permitió la policía corrupta.
Eruviel Ávila (gobernador del Estado de México) saluda y felicita al ejército en su día. Edomex sigue siendo noticia sobre la desaparición de mujeres (especialmente jovencitas). Y lo recalco: no es problema que haya salido a la luz durante la presente administración, sino que ya lleva mucho tiempo, mucho antes que Peña Nieto.
Por primera vez - y sin querer - me doy cuenta del problema en Edomex; gracias a algunos medios y las redes sociales, se han hecho patente los problemas y crímenes que ocurren en aquel estado. Y tal como paso en el tiempo de Peña Nieto, parece ser que poco se habla de la responsabilidad que recae en el Gobernador, de lo que él hace al respecto o del avance en la solución. Entonces, ¿dónde están los defensores de los derechos humanos (y las garantías individuales) pidiendo enjuiciar al Gobernador, o a cualquiera de sus predecesores? Por cuestiones políticas no pasará su problema al Presidente; así que ocultara o lo opacara hasta que algo o alguien más entre a resolverlo.
Tal como lo decía antes, ¿quién comete la peor atrocidad: el Gobernador que no hace nada (o no sabe que hacer) con respecto a un problema, o quién viene después a limpiar detrás de él? Todos vamos al doctor esperando que nos de soluciones sobre nuestro malestar, las cuales venga en forma de reposo y algunos medicamentos temporales; pero a nadie le cae en gracia saber que necesitamos hospitalización, intervención quirúrgica - quizá una extirpación - y cuidados de por vida.
Que un servidor publico sea inútil nos cuesta; pero al parecer lo recordamos es la incomodidad de quien vino a ponerle a fin a sus omisiones y deficiencias, y es a quién queremos pasarle toda la cuenta por los daños.
Personalmente, creo que lo más justo es que por cada abuso cometido por el ejército durante cualquier intervención, se le pase la parte proporcional al servidor público que no hizo su chamba. Porque no es justo cobrarle los platos rotos al ejército, una de las instituciones que realmente ama a su país, y sí ven por los intereses de la patria. Creo que ello, y por razones históricas, nuestras fuerzas armadas se ha ganado a mucha honra ser llamadas "Heroico Ejercito Mexicano".
Al término del mandato de Felipe Calderón, la población se divide entre los que creen en el ejército, y quienes lo detestan - y entre quienes lo detestan no solo están los narcos y otro tipo de delincuencia.
Muchos apuntaran que el ejército es corrupto, que abusa de su autoridad y violador de los derechos humanos. Pienso que todas aquellas personas que aun no saben nada de familiares, amigos y similares (siendo el ejército quien debería dar cuentas sobre ellos), o que genuinamente alguna de sus garantías individuales o derechos fueron pisoteados, están en todo derecho de sentirse defraudados y molestos; fuera de estos dos grupos no veo por qué hay quienes pudieran detestar a nuestro ejército.
Al parecer muchos damos por sentado la libertad y justicia; sin embargo, nos aventuramos a vivir al límite de la ley, y cuando alguien busca meternos a todos los infractores en regla, entonces nos sentimos abusados. La pregunta es trillada, pero ¿que valor (o precio) le ponemos a nuestra libertad, o al derecho de la justicia? A mi no se me hace justo que por haber peores crímenes, nosotros sintamos que podemos cometer pequeñas infracciones. Eso seria lo mismo que robar una tienda durante revuelta en las calles.
Quizá no fue, y no es fácil ver militares en convoys por la ciudad (cualquier ciudad); la idea de ver al ejercito nos atemoriza porque sabemos que algo realmente grave podría suceder. Pero, ¿quién podría negar que desde que el ejército entró a distintas ciudades o regiones la situación mejoró? Y con esto no quiero justificar cualquier delito que el ejercito haya cometido; mas bien, quiero recalcar que no gracias a las policías locales, estatales y hasta federales nuestras ciudades son mas seguras. Quizá se queje de los daños que pudo haber provocado el ejercito; pero les puedo asegurar que no son comparables (ni justificables, cierto) a las que hizo o permitió la policía corrupta.
Eruviel Ávila (gobernador del Estado de México) saluda y felicita al ejército en su día. Edomex sigue siendo noticia sobre la desaparición de mujeres (especialmente jovencitas). Y lo recalco: no es problema que haya salido a la luz durante la presente administración, sino que ya lleva mucho tiempo, mucho antes que Peña Nieto.
Por primera vez - y sin querer - me doy cuenta del problema en Edomex; gracias a algunos medios y las redes sociales, se han hecho patente los problemas y crímenes que ocurren en aquel estado. Y tal como paso en el tiempo de Peña Nieto, parece ser que poco se habla de la responsabilidad que recae en el Gobernador, de lo que él hace al respecto o del avance en la solución. Entonces, ¿dónde están los defensores de los derechos humanos (y las garantías individuales) pidiendo enjuiciar al Gobernador, o a cualquiera de sus predecesores? Por cuestiones políticas no pasará su problema al Presidente; así que ocultara o lo opacara hasta que algo o alguien más entre a resolverlo.
Tal como lo decía antes, ¿quién comete la peor atrocidad: el Gobernador que no hace nada (o no sabe que hacer) con respecto a un problema, o quién viene después a limpiar detrás de él? Todos vamos al doctor esperando que nos de soluciones sobre nuestro malestar, las cuales venga en forma de reposo y algunos medicamentos temporales; pero a nadie le cae en gracia saber que necesitamos hospitalización, intervención quirúrgica - quizá una extirpación - y cuidados de por vida.
Que un servidor publico sea inútil nos cuesta; pero al parecer lo recordamos es la incomodidad de quien vino a ponerle a fin a sus omisiones y deficiencias, y es a quién queremos pasarle toda la cuenta por los daños.
Personalmente, creo que lo más justo es que por cada abuso cometido por el ejército durante cualquier intervención, se le pase la parte proporcional al servidor público que no hizo su chamba. Porque no es justo cobrarle los platos rotos al ejército, una de las instituciones que realmente ama a su país, y sí ven por los intereses de la patria. Creo que ello, y por razones históricas, nuestras fuerzas armadas se ha ganado a mucha honra ser llamadas "Heroico Ejercito Mexicano".
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