Estoy seguro que si de repente no rindo lo mismo en el trabajo y en lo demás, no es por la edad; más bien, creo yo, es por las mal pasadas.
Para muestra... Una carta. Nos ponemos en contacto Pollo y yo y resulta que se armó un sesión de 'Magic' en la casa de Pollo. Lo que no me quedaba claro era porque habría más asistentes, si es que no sabían jugar el mentado juego. En fin...
Antes de salir de mi humilde y canino hogar, me llama Vago para que pase por él. Voy por él. Vago y yo conversamos de temas de trascendencia desconocidas, o sea, hablabamos pura sonsera, cuando crucé una avenida de una manera un tanto... ¿regia?
- No manches wey, que bien manejas
- Je, gracias...
- No es en serio... Manejas como yo, como Pollo... Como cualquiera de nosotros... Es que no hay otra manera de manejar en Monterrey.
Ni modo, tuve que aceptar que se me está pegando lo regio para manejar. ¡Oh my god, the Dark Side!
Ya en casa de Pollo, descubro, que en realidad, la reunión era para jugar Risk; pero no cualquier Risk, no, si no la versión The Lord of the Rings, la cual tiene sus diferencias con la versión común. ¡Damn! Pero aun no llegaba toda la raza; así que, mientras esperabamos, Pollo y su servilleta nos dispusimos a jugar 'Magic'. Todo un acontecimiento, porque para empezar ni nos acordabamos de todas las reglas o cuántas cartas debían ir en el deck, ni cuántas podías escoger al prinicipio. De mi parte, fue un rollo armar mi deck, porque no recordaba muchas creaturas y encantamientos; mal que bien, armé mi deck verde-negro-rojo de bestias.
Vago, que es un neofito en 'Magic' se dedicó a ser observador. Como pudimos nos echámos dos partiditas; cada quién ganó una. Estuvo entretenida, aunque necesito sentarme a armar bien mi deck otra vez, incluso comprar más tarjetas para completar mi estrategía (siempre digo eso, y llevo dos años con el mismo deck).
Eran casi las 10 cuando comenzamos a jugar Risk. Algo dentro de mí me decía: "Esto no va a terminar pronto... No, aunque sean cuatro jugadores".
Y pues así fue. La realidad es que el juego se alargó por dos circunstancias, quizá tres. La primera, Pollo y Vago se dieron desde el principio; la segunda, Pollo y Vago respetaron a los otros dos jugadores, porque realmente, nuestra circunstancia en el juego, esta para 'el fasión', o sea, para el perro.
De ahí, tomamos estrategías. Pollo, al ver que estaba hiper enpinado decidio darme un poco de aire, para seguir con la conquista de los territorios de Vago; en el camino, estaba atacando los territorios del otro buddy que jugaba con nosotros. Por su parte, Vago se fue sobre los territorios que le convenía, pero su principal interes era Pollo... O sea, hablando del juego ¿ok?
El caso es que, para no hacerles el cuento cansado, como a eso de la una de la mañana, seguíamos jugando. Nos quedamos Pollo, Vago y yo. Y en una inusitada circunstancia, me pude hacer de algunas tarjetas, que me dieron como 20 monitos, más los que me tocaban por los territorios, gané en total 28; con esos monitos, pude ganar suficientes territorios y volver a entrar en el juego (después de que hubo 3 rondas que ni siquiera ganaba territorio, ni tarjeta). Al final, Pollo le ganó a Vago, y yo le gané a Pollo.
La verdad es que más bien siento que el juego lo ganó Pollo, porque desde el principio me estuvo perdonando mucho para darme juego. De hecho, me sentí como cuando te moderas en un juego que dominas, para hacer sentir bien a primito 10 años, que por cierto en su vida había jugado ese juego. Además, ya eran 2:00 am y lo que apresuraba a Pollo era irse a dormir y que abandonáramos su casa.
De regreso a 120 Km/h sobre Lazaro Cárdenas, en una noche fresca de verano, es bastante relajante. Dejé a Vago en su cantón, me lancé a canófilo hogar y tratar de dormir escasaz 4 horas, para lanzarse a trabajar.
¿Y luego por qué ando madreado, no?
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