No recuerdo exactamente el año, lo que recuerdo es que en casa de mis primos del DF (July y Gaby) había un Intellivision, que me gustaba tratar de jugar. A pesar de ser un juego de 16 bits, para un niño de a lo más 5 años, era sumamente complicado entender cómo jugar Poker y Black Jack o de un Chef que prepara hamburguesas con salchichas (Burguer Time, que en realidad era de Intellivision II).
Poco después de eso, Papá me compró un Atari 2600. Entonces, Pac-Man (no sé por qué es la hora que aun disfruto ese juego) y Asteroids. Mis padres se preocuparon algo cuando vieron que su hijo de 6 años pasaba mucho tiempo frente a la televisión jugando. Recuerdo que había veces que la palanca del control me lastimaba; a veces jugaba hasta que me salían ampollas en el arco de la mano derecha. Es más, el Atari lo dejé de jugar por dos razones: 1) Los controles se descompusieron; 2) los problemas de voltaje, eventualmente causaron un corto en el video juego.
Después de la caída del Atari, Papá compró una Commodore 64.* Recién se compró el juego, Papá compró un juego llamado Deugons and Dragons, creo. Era un juego que para cargarlo, necesitaba escribir algunos comandos en BASIC; entonces, el sistema operativo cargaba el juego desde una lectora de cassettes... no, es verdad, en aquellos días se usaban cassettes y disco de 5 ¼ para guardar información. Luego, convencí a Papá para comprar Wizards of World, pero ese juego ya venía en un cartucho, que conectabas a la consola y luego prendías; afortunadamente a esos no había que meterle ningún comando. Esta computadora tenía un procesador de 8 bits y 64 Kbytes de memoria RAM. Creo que aun la conservo.
Supongo que fue en el 87 cuando llegué a casa de Jose (no, no le falta acento) y me presentó esta nueva consola que sus papas le habían traído del gabacho: Nintendo (Nintendo Entertainment System, o sólo NES). Con él venía un cartucho con dos juegos: Duck Hunt y Super Mario Bros (siempre pensamos que "bros" era el apellido de Mario, pero en realidad significa "brothers", porque podías jugar con Mario o su hermano Luigi). Fue tanto mi fascinación por el juego, que un año después, Papá consiguió que un falluquero se lo trajera. Después de Super Mario Bros., vino T&C, un juego basado en los populares personajes de T&C (una marca de ropa, que era ropa de playa, pero enfocada a gente que usaba patineta o que surfeaba: Thrilla Gorilla, Joe Cool, Tikiman, Da Boys, el cavernícola... no sé si había más). Lo mejor fue cuando me regalaron The Legend of Zelda; la realidad es que pedí ese juego porque era dorado y nadie tenía un cartucho dorado.
Entre el NES y SNES (Super NES) estuvo la época de la computadora. Pero en realidad, en esos días, nunca jugué algo interesante para computadora.
El SNES llegó tarde a mi casa; si mal no recuerdo llegó allá 1996 y eso porque le compré de uso su consola a un chavo de la prepa, que quería hacerse de dinero para comprar el Nintendo 64 (el cual tenía poco que lo habían anunciado). Creo que pagamos $800 por esa consola; el Nintendo 64 creo que costaría algo así como $1,200 o $1,600, francamente no recuerdo del todo. Del SNES los juegos que recuerdo con más entusiasmo son Super Mario World (donde aparece Yoshi) y Star Wars: The Return of The Jedi. Este último, Ponchi (otro compañero de la prepa, que tiene su propia historia) me lo prestó; hasta ese momento no se lo había podido acabar, sólo le faltaba el último nivel de la dificultad de Jedi... yo sí lo logré en el tiempo que me lo prestó. Pero, los dos juegos a los que les invertí más tiempo (e incluso, mis padres llegaron a castigarme la consola por eso) fueron: Zelda: Link to the Past y Crono Trigger. De hecho, creo que finalmente le agarré sabor a los RPGs hasta que jugué Crono Trigger; todo ese rollo de subir de nivel, ganar experiencia, aprender técnicas, seguir la historia, colectar cosas y armas... bueno, a veces era muy cansado. Ese juego también me lo prestó Ponchi; cuando se lo devolví, jugó con el equipo que formé para acabarlo... su comentario fue "¿cómo pudiste acabártelo con un equipo de ese nivel?". Y es cierto, porque estoy casi seguro que me tarde como 2 horas en último jefe, sólo porque mi equipo era muy lento, sólo que era tal mi desesperación por acabármelo, que me llevé todo el tiempo necesario para hacerlo; cuando lo terminé, al otro día se lo devolví a Ponchi.
Papá nunca quiso comprarnos el Nintendo 64 (la siguiente generación de consolas, que en vez de lo 16 bits de SNES, ahora eran 64 bits). La idea de él es que no quería distracciones para nosotros, que era un desperdicio de tiempo vernos sentados horas frente a la televisión jugando con eso. De hecho, nunca he jugado un juego de Nintendo 64... lo cual convierte esa idea de Papá en una especie de maldición (uuuuyy).
En 1998, como todos saben, partí a otras tierras... donde continuara esta reseña sobre los video juegos y yo.
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* Por alguna razón, Papá veía en las computadoras mi futuro, no sé por qué. Cuando compró la Commodore 64, recuerdo que le dijo al vendedor que necesitaba una computadora con la que su hijo pudiera hacer tareas y aprender; En aquellos días, quién compraba una computadora era porque tenía el dinero para comprarla o sabía lo que iba a ser con ella; aunque mi papá sabía que quería con la computadora, el problema es que yo no entendía muy bien su interés.
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