Sí les suena medio azotado mi blog de hoy, pues lo siento, me debo de expresar cada cual que pueda. Y si azotarse es hablar de las cosas que siento, me afectan y necesito sacar, pues sí, me estoy azotando.
Alguna vez platicaba con Mi Igual sobre quién se puede ser en la vida. Yo le decía que mucho de mí filosofía sobre quién se puede llegar a ser en la vida tenía que ver con la frase de José José en la canción de 'Payaso': "Uno no es lo que quiere, si no lo que puede ser". Mi Igual dice que eso no está bien, que de hecho eso es de perdedores; uno en la vida siempre puede lograr lo que uno quiera, siempre y cuando sea determinante y entusiasta. Yo le decía que no siempre, porque hay cosas que están fueran de nuestras manos; lo demás, depende enteramente de los demás y el ambiente. No se puede ir a un pic-nic (por favor rebatidores, usemos el concepto común de pic nic) en un día lluvioso, por más determinación.
Puedes levantarte un día y decidir conquistar al mundo. Llegar al trabajo temprano, hacer todas tus asignaciones, salir a comer a tu hora (y comer sano), salir a la hora de salida (ni más temprano, pero mucho menos más tarde), llegar a tu casa a descansar en la sala, ver tele y dormir temprano. La mayoría queremos eso, bueno, todos. Pero, ¿de verdad podemos hacer eso todo los días? Y aunque quieran encontrar una manera de refutármelo, saben que no siempre se puede hacer lo que uno quiera. Si son o fueron estudiantes del Tec (hablando de mi caso, Campus Monterrey), sabrán que aunque no lo quieran, la mayor parte de su tiempo lo ocupa la escuela: clases, tareas, trabajos, trabajos en equipo, etc. Yo sé que pasa con la mayoría: se acerca el fin de semana, para el cual han decidido dormir y dormir; de repente, el viernes, el maestro pide un trabajo y sus compañeros de equipo deciden reunirse el fin de semana para comenzar a trabajar en él. Y así de fácil, 'bye' fin de semana. Ese fin de semana, ¿será lo que 'querías que fuera' o será 'lo que puede ser'?
Y eso es un ejemplo pequeñísimo de cómo, juntando las partes, poco a poco se forma una persona que 'no es lo que quiere, si no lo que puede ser'. Y hablo de "partes" porque habrá otras partes que si estén conformadas de cosas que son lo que quisimos; de tal manera que si TODO fuera como lo pensamos, entonces nuestra vida sí sería como la quisimos. La realidad es que no es así, nuestra vida en parte es lo queremos, pero también está formada por partes que no quisimos, ni planeamos así.
No importa como veas el vaso ("medio lleno" o "medio vacío"), siempre está a 'medias'. Es un hecho, no importa que tan optimista o pesimista seas con respecto a la vida, siempre será así, con cosas que puedes controlar y otras que no. Quizá haya a quienes les gusta pensar que tienen TODO el control sobre su vida, porque disminuye cierto stress o incertidumbre. Aunque seas un buen trabajador, te pueden despedir en un recorte o tu empresa se va a la quiebra y no habrá nada que puedas hacer, por más optimista que seas.
Para algunos sería impropio, pero para fines didácticos, todo quiero resumirlo en "ganar y perder". 'A veces se gana, a veces se pierde' cuando quieres ser lo que quieres ser. Sin embargo, la Economía nos dicta que vivimos en un universo en el que 'hay recursos límitados para satisfacer necesidades infinitas'.
Vamos a ponerlo en un ejemplo: Dos tipos quieren con una chica. Asumamos que ninguno de los dos la quieren compartir, como es lo común - y no aplique en todos los casos -, y que la chica sólo andaría con un chavo a la vez. Por leyes de oferta y demanda, la chica andará sólo con aquel que satisfaga su demanda; los chavos, desde luego, trataran de hacer la mejor oferta. A fin de cuentas, el que alcance el mejor equilibrio (que curiosamente, en terminos de economía, la intersección de oferta y demanda de bienes y servicios se le conoce como 'precio') es el que se queda con la chica.
El mismo ejemplo, pero ahora vamos a sacarlo de nuestro universo. Para que no hubiera perdedores, la chica tendría que andar con los dos chavos. Sin embargo, por razones físicas (no se puede estar en dos lugares al mismo tiempo) la chica no podría estar con los dos chavos. Si hubiera una manera de que la misma chica pudiera estar con los chavos al mismo tiempo, satisfacer sus distintas necesidades físicas, espirituales y emocionales, entonces, nuestro problema de ganadores y perdedores se solucionaría. La otra solución es que los 3 estuvieran dispuestos a entrar en una relación de 3, que en nuestro universo también es poco factible. Una tercera solución sería que uno de los pretendietes fuera su novio y que el otro entrara en una cola de espera; desde luego que esto representa un problema adicional. Si abordamos el problema desde un punto de vista de manejo de procesos, tendría que ver alguna especie de reglamentación sobre el tiempo que dicho chico puede pasar con la chica (desde luego que esto sólo aplicaría en el caso de que a nadie le interesará quedar con alguien para siempre y que el motivo de estar con alguien sólo será pasajero), para permitir que los demás muchachos de la fila puedan tener acceso al recurso y también ser 'procesados'; porque de otra manera, el procesador se ciclaría infinitamente, dejando en un estado de inanición a toda la cola (creo que sin querer me salió un albur o paralelo muy cercano a la realidad).
Hasta aquí sólo he descrito el problema de disponibilidad de la chica, sin mencionar el problema de ella de ver (según su juicio particular) quién de los dos realmente es mejor partido para ella, que incluso se ampliaría al hecho de con quién realmente quiere pasar la vida o buena parte de ella. A 'ojo de buen cubero' se puede ver que es imposible que siempre haya ganadores; si dos chavos quieren con una chica, habrá un ganador y un perdedor, uno que sea 'lo que quiere ser' y otro 'que será lo que pueda ser'.
Ser un ganador es bueno (aunque hay 'malos ganadores', pero de eso hablaremos en otra ocasión... creo; asumamos que el caso común del ganador es un buen ganador, ya), pero el caso del perdedor pues no es tan agradable. Es doloroso y penoso ser pededor; nadie quiere ser perdedor - aunque algunos se vuelven sínicos al respecto -. Cuando nos toca perder, ¿qué hacemos?, ¿nos volvemos 'malos perdedores'? Porque al perder nos sentimos menos, porque hemos sido vencidos (hasta donde mi visión me lo permite, siempre somos vencidos por algo ó alguien) y el sentimiento de inferioridad no es agradable.
En lo personal yo me trago mi orgullo, lo cual, desde luego, con lleva aceptar que soy inferior en algún respecto con alguien más. Si tomamos el ejemplo de la chava, soy inferior en lo deseado por la chava (si lo vemos en niveles de calidad, la calidad 'novio' o 'amante' es lo óptimo ó lo que está arriba del standard y 'amigo' es el standard) y por lo regular quedo como 'amigo'; y si el chavo que es el 'novio' o 'amante' es lo deseado, entonces también soy inferior - en ese aspecto - a él.
Continuando con lo anterior, que me trague mi orgullo es aceptar que me seguiré llevando con la chava, en un situación inferior y que no se puede aspirar a nada mejor. Esto es para todos: No importa cuanto mejores tus normas de calidad, para esa chava, ya no puedes subir el standard, nunca vas a mejorar tu nivel de calidad.
Por ahí quizá leyendo mi idea sobre "Perdonar y Olvidar". Si negara que no me lleno de coraje cada vez que me toca perder, mentiría. Pero aplicando lo escrito antes, no paso mucho tiempo así. Sin embargo, en el proceso me culpo por ser tan 'bueno'. Con el tiempo es más saludable, pero mientras el coraje mi come.
A nadie le gusta ser perdedor, pero creo que a todos nos toca perder de vez en cuando. Mi Igual lo sabe, yo lo sé... espero que nos vuelva mi profesión.