Y bien... después de haber pasado una semana sumamente aburrida, llega el viernes; no me quejo, pero es la verdad, la semana fue aburrida en el trabajo. Espero me den algo que hacer, que sea tranquilo, pero mínimo algo que hacer, porque ni ideas para el blog me dan.
En fin, hoy, buscando que publicar, busqué algo en mis recuerdos. Estaba pensado (y disculpe que les presuma) en cómo comencé a escribir; y no hacía falta que pensara mucho (que sería mucho pedir) para recordar la razón. Y digo "recordar" porque desde el principio estuve conciente de cómo comencé a escribir.
Así que, ahí les va la historia. Corría el otoño de 1985, quizá septiembre u octubre. Yo asistía a primaria; comenzaba a irme en el transporte escolar, donde iban otros muchos niños, de lo cuales no recuerdo a nadie, nadie si quiera con el que llevara clase. Bueno, no es cierto, sí recuerdo a una persona, pero solo la veía a la salida. Era una niña de 5to de primaria. En este momento no recuerdo ni su cara o nombre; sin embargo, recuerde que fue la primera niña que - por alguna razón - me gustó. Sé que no me han de creer (más cuando se supone que en esa época los niños odian a las niñas), pero es difícil llamarle de otra manera. Tan era así mi gusto y atracción que sentía por ella, que le escribí una carta - en maquina de escribir -. Difícilmente recuerdo lo que decía la carta, pero lo que es cierto es que hasta de matrimonio e hijos le hablaba (¡quiero ser un niño de 6 años otra vez!).
Y, sí, así comencé a escribir. Pero después de eso, creo que pasarón unos 6 años antes de que volviera escribir algo, más con esos motivos. Desde 1992 que escribí la siguiente carta con motivos amorosos no he dejado de escribir. Al principio sólo eran cartas de amor, disfrazadas de amistad; luego, comencé a escribir poemas (¡sacrilegio!, ¿cómo pensé posible que pudiera escribir poesía? Me escupo a mí mismo). Así es, todo era rosa, "shala la la"; todos los días me sentaba a escribirle a mi musa, la cual me contestaba con cosas similares - bueno, en realidad menos elaboradas, pero con el mismo fondo. Pero la misma musa que me ropmió el corazón, me hizo comenzar otra época; entonces comencé a escribir "cuentos", bueno, creo que más breves que un cuento. Alguien me dijo, que más bien parecía prosa poética; no lo sé, pero después de abril de 1997 comencé a escribir, escribir, escribir... y a escribir. Había tardes que sólo las dedicaba a escribir; no había otra cosa: "depre" y escribir. De esos días, me siento orgulloso porque pude publicar mi "depre" (logré publicar dos de mis escritos en una revista que se llama "La Ventana Cerrada", que no sé si existe aun; el chiste, es que los que escribían ahí era de los mejorcillos de Veracruz).
Desde entonces he escrito muchas cosas y, sobretodo, he querido dejar de escribir sobre mujeres... lo cual, debo confezar, es imposible. He tratado de tomar un género en particular; el cuento me sigue interesando, aunque se me hace difcil. Trato de pasar de mis pseudo cuentos (que en realidad son como unas descripciones muy largas) a verdaderos cuentos; me atrae escribir como lo hacían Poe o Cortázar (y dije "como", porque no me comparo con ellos). También me gusta escribir un estilo ensayo/editorial, como lo hace Dehesa (¿ya le pidieron que lea mi blog?). Y sobre mujeres, pues no puedo evitarlo; soy un romántico frustrado, que aparte, encuentra en las mujeres seres tan fascinantes, que no puedo evitar seguir escribiendo sobre ellas y ponerlas en varias facetas o circunstancias... aunque después no pueda compartir lo que escribo.
Ah, esas mujeres... tantas cosas que me hacen hacer... y escribir.
confesar
ResponderBorrarAh...mujeres....las eternas musas...
ResponderBorrar-L.
se que este escrito es viejo pero me identifique muchisimo, asi empece yo y asi he ido y se que es imposible para mi dejar de escribir sobre hombres( jejeje) pero bueno, solo comentaba, me nacio.
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