No hace mucho una amiga me dijo que me gustaba criticar a las mujeres en mi blog. El pedí que me dijera en qué momento lo hice, porque hasta donde recordaba no lo había hecho. No puedo negar que de repente, cualquier hombre, siente la necesidad de criticar a las mujeres; ya ven a José Alfredo, escribió varias canciones sobre eso. Al igual que José Alfredo, si he críticado a las mujeres, también he escrito cosas buenas acerca de ellas.
A veces se dice que 'no se puede vivir con ellas, ni sin ellas'. Pero, en general, pudiera decir que soy un admirador. Así como los que observan la vida silvestre, como las aves u otros especímenes, me gusta observar a las mujeres.
Y no precisamente desde un punto de vista físico, que empezando por ahí hay mucho que disfrutar. ¿Quién se puede resistir a no mirar a una chava en biki?, o yendo por ahí, de repente ver a una de esas chavas con blusa de tirantes y buen escote, ¿quién puede evitar mirar hacia dentro del escote? Ni se diga de las que no traen bra en esas ocasiones. ¿Qué dicen de los pantalones pegaditos, especialmente los blancos?, ¿y las minifaldas? Quisiera recalcar un hecho que KillerFry alguna vez dijo: mujer que enseña, es porque quieren que la vean. Digo, muchas lo negaran, pero es cierto. No puedo negarlo, hay mujeres que conozco que admiro su físico; no precisamente porque se perfecto, escultural, de miss universo ó de modelo. Hay en el cuerpo de algunas mujeres que me trae; algunas serán sus boobies, otras seran sus piernas, su trasero (olvide cómo se decía la palabra padre para trasero, sorry), las caderas, su manos, rostro, labios, cabellos, ojos... bueno, Dios mío, no lo puedo evitar.
Observarlas, nada más observarlas, verlas. Ver como se mueven, como se deslizan de repente, a veces con dulzura, otras con delicadeza, feminidad.
Pero no es sólo lo físico lo que me hace pasar noche sin sueño. Es de por si ellas, o sea, su manera de pensar o de hacer las cosas. Paso el tiempo tranto de decifrar sus 'sí's que son 'no's; porque un día te dicen que te quieren y te adoran, pero al que siguen te tratan como desconocido; las admiro porque se preocupan por oler bien, por sentirse bien, por verse bien; porque cuando te quieren, te consienten, te procuran. Porque son otro mundo y ya. Porque las mujeres sienten como los hombres, piensan como nosotros, pero desde el otro lado de la calle. Porque... porque no sé, siempre hay algo en ellas que me apasiona; que sin importartar cuántas veces diverjamos, aun vuelvo a ellas, porque me facinan.
Tan solo hay que ver que mi Igual es una mujer. Quizá lo siguiente se escuche un poco en contra de lo que siempre pregono, pero no es así; pero, el día que encuentre a una como a mi Igual ( o por qué no, a mi Igual), creo que no necesitaré admirar más mujeres que a ella.
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